Noticias de Congo
21-1-2014 - Nota sobre Congo
Nos envían noticias de Congo, nos da tanta alegría ver lo felices que son nuestros peques, esto es lo que nos cuenta su familia:
Hola a todos!
Soy Congo, el mestizo de Pastor Alemán que llegó a vuestra protectora de Orihuela hace casi dos años. Cuando llegué, tenía el cuello malherido y estaba muy flaco, pero por suerte me encontrasteis.
Después de todos los cuidados y el cariño que me disteis, por fin hubo una familia que me quiso llevar a su casa.
En cuanto llegué me quedé alucinado: vi que había muchas gallinas y pavos y pensé: “¡aquí no voy a pasar hambre!”, después de hincarle el diente a dos de ellas me di cuenta de que eso no lo podía hacer y que si quería comida tenía que comer lo que mis dueños me daban.
Al llegar a la nueva casa vi que también tenía un compañero de juegos, era blanco y negro, ¡más raro! era bastante tranquilo, pero le he vuelto un juerguista y no hay noche que lo deje dormir, ¡nos la pasamos jugando y haciendo ruido! Eso sí, cuando cojo su manta y la destrozo se enfada un poco, pero enseguida se le pasa y seguimos jugando.
Estoy tan contento de estar en esta nueva casa que cada vez que mis dueños vienen a tocarme les doy besos y es gracioso ver como a una de mis dueñas les sale granitos rojos por todo el brazo y aunque me digan que no puedo hacerlo… ¡no puedo parar! ¡Soy tan feliz!
Hola a todos!
Soy Congo, el mestizo de Pastor Alemán que llegó a vuestra protectora de Orihuela hace casi dos años. Cuando llegué, tenía el cuello malherido y estaba muy flaco, pero por suerte me encontrasteis.
Después de todos los cuidados y el cariño que me disteis, por fin hubo una familia que me quiso llevar a su casa.
En cuanto llegué me quedé alucinado: vi que había muchas gallinas y pavos y pensé: “¡aquí no voy a pasar hambre!”, después de hincarle el diente a dos de ellas me di cuenta de que eso no lo podía hacer y que si quería comida tenía que comer lo que mis dueños me daban.
Al llegar a la nueva casa vi que también tenía un compañero de juegos, era blanco y negro, ¡más raro! era bastante tranquilo, pero le he vuelto un juerguista y no hay noche que lo deje dormir, ¡nos la pasamos jugando y haciendo ruido! Eso sí, cuando cojo su manta y la destrozo se enfada un poco, pero enseguida se le pasa y seguimos jugando.
Estoy tan contento de estar en esta nueva casa que cada vez que mis dueños vienen a tocarme les doy besos y es gracioso ver como a una de mis dueñas les sale granitos rojos por todo el brazo y aunque me digan que no puedo hacerlo… ¡no puedo parar! ¡Soy tan feliz!
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